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Educación, Psicología & Ciencia


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El cerebro materno y el desarrollo humano

El cerebro materno y la neurociencia del desarrollo

Siempre hemos escuchado que las mamás son capaces de reconocer el llanto de sus bebés incluso en una sala de incubación. Es real. Durante el nacimiento del bebé, no solo él sufre cambios anatómicos y funcionales en su cerebro, también su cuidador. Las madres, gracias a estos cambios cerebrales se convierten en potenciales cuidadoras siendo capaces de percibir los estímulos convenientes del niño, dando la respuesta adecuada a los mismos.

Las respuestas de cuidado a los niños recién nacidos afectan a su desarrollo infantil, es decir, a las bases de desarrollo neurológico, cognitivo y socio-afectivo.

Los cambios más importantes en el cerebro de las mamás tienen lugar durante los primeros meses posteriores al parto, periodo en el que el desarrollo maternofilial se profundiza. Aumenta el volumen de la sustancia gris en el cortex prefrontal, el lóbulo pariental superior e inferior y diversas áreas subcorticales como el hipotálamo, la sustancia negra y la conocidísima amígdala.

Estas áreas están relacionadas con las conductas de cuidado y supervivencia, la motivación maternal, regulación emocional, percepción de estímulos, el sistema de recompensa y la percepción positiva que tienen las madres sobre sus hijos.

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El «Apego»: La forma en cómo nos quisieron, lo que hoy somos

«El éxito de nuestros hijos en un futuro no se medirá por lo que les hemos dado materialmente, sino por la intensidad y calidad de las relaciones afectivas que hemos sido capaces de construir con ellos desde la infancia»

Imagen  El APEGO es una necesidad básica para el desarrollo del ser humano. Las personas llegamos a este mundo preparadas para sobrevivir, pero a lo largo de nuestra evolución, hemos desarrollado unas necesidades básicas que deben ser cubiertas para alcanzar este fin. Dentro de estas necesidades podemos encontrar las necesidades de tipo fisiológico como por ejemplo la alimentación, la higiene, el sueño…la necesidad de protección (y englobamos aquí la protección tanto física como imaginada), la oportunidad de explorar el entorno, el juego (la interacción) y por último la necesidad de establecer vínculos afectivos.  Muchas personas suelen interesarse sobre los condicionantes responsables de la conducta de un ser adulto… ¿Por qué es tan inteligente? ¿Por qué es tan violento? ¿Cómo es tan buena persona? ¿Por qué se muestra tan depresivo? ¿Por qué no tiene iniciativa? […]

-. ¿Por qué?