Hoy, sin querer, abrí uno de esos mensajes que llegan de personas muy amables a través de mi web (y que por lástima ni siquiera conozco), ¡y me di cuenta de que habían pasado 5 meses! 5 meses sin hacer algo que adoro; escribir… leer… escribir… tomar notas… compartir. Pensé que se trataba de un error, ¿cómo es posible? .. era ayer cuando me corté el pelo, cuando quedé con mis amigas que venían de Londres, cuando fui a pasear por El Retiro, cuando visitamos aquel jardín botánico, cuando me regalaron las acuarelas buenas de «Van Gogh», cuando me caí ridículamente de una escalera en la biblioteca… pero sin querer pasé la mano por el hombro y me di cuenta de que mi pelo ya recorría mi espalda.
¿Qué hacemos con nuestro tiempo?
Irremediablemente sentí angustia, pensé ¿alguien me habrá echado de menos? porque para mis sentidos cinco meses han sido como un mes, pero quizás para alguien a quien quiero pudo haber sido más tiempo. Dejé de hacer todas las actividades que tenía pendientes, salí de todas las ventanas que tenía abiertas en mi navegador y cerré el despacho «de una forma simbólica» (insonoricé el teléfono). Lo primero que hice fue llamar a alguien a quién quiero mucho y es de edad muy avanzada, y le pregunté no sin esfuerzo- ¿me has echado de menos? entonces me dijo, – Bueno, nosotros siempre te echamos de menos! no somos objetivos, nuestro tiempo no pasa a la misma velocidad. Y luego revisé los correos no respondidos, las llamadas pendientes, las notas de la agenda, cumpleaños atendidos… me dediqué a ello toda la tarde, hasta altas horas de madrugada.
-
¿Le habéis preguntado a alguien un día cualquiera si os ha echado de menos? – os sorprenderíais.
¿Qué pasa con la velocidad del tiempo?
Lo cierto es que no tenemos ningún órgano específico para controlar el tiempo(*), no existe un «cronómetro del tiempo» para todos igual. Cada persona tiene un medidor para el paso de los segundos y de los minutos… ¡esto es algo increíble! la comprensión del tiempo tiene un valor excepcional en nuestra vida, en nuestra salud y en nuestras relaciones sociales.
Para una persona que está «bien ocupada» y feliz el tiempo vuela, cuando estamos motivados, cuando algo nos encanta, cuando aprendemos de verdad… las horas se consumen solas! pero ¿qué ocurre con las personas que están tristes? – y mientras escribo esto veo a través de la ventana una persona muy mayor esforzándose por caminar, ¿y las personas enfermas? ¿y las que sufren? La percepción del tiempo depende mucho del estado emocional en el que nos encontramos.
El tiempo y el total de la suma de decisiones
Dicen que la vida es eso que sucede mientras estamos haciendo otros planes… y hay algo de razón en ello. Al final, cada día desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, nos dedicamos a hacer micro-apuestas de «lo que nos compensa» y así, nos dejamos arrastrar hora tras hora, día tras día. Tenemos un orden de prioridades. Lo malo de estas inversiones que parecen tan insignificantes es que son completamente irreversibles.
-
EL TIEMPO: si lo inviertes bien te permite aprender, si lo inviertes mal te puede hacer enfermar, puede curar y matar, puede encandilarte o aborrecerte. El tiempo alivia heridas emocionales y la ausencia de tiempo las causa. El tiempo te puede hacer prisionero o un ser libre; darte la felicidad o robártela.
Obviamente no podemos estar en todas partes, pero ello no es una disculpa por no haber estado (allí dónde sólo tú sabes). Es sano preguntarnos si hemos regulado bien el cronómetro los últimos meses… «¿el tiempo dedicado a mis hijos ha sido de calidad? ¿he invertido tiempo en cuidarme? ¿en cuidar? ¿cuánto tiempo he dedicado a las preocupaciones económicas? ¿a asuntos banales? ¿a malos hábitos? ¿…Y A VIVIR?«
… y tú? cómo consumes tu tiempo?
* para los muy puristas el tiempo se localiza en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo y glándula pineal por eso de la regulación de los ciclos del sueño y la vigilia 😉
septiembre 15, 2017 en 6:29 am
GRACIAS!