La neurociencia evolutiva es un punto de encuentro entre la psicología evolutiva y la neurociencia. Mi campo de estudio siempre ha sido la psicología cognitiva, pero al tratarse del cerebro del niño siempre hemos de considerar la evolución de este maravilloso órgano durante los primeros años de vida. La neurociencia evolutiva nos permite saber un poquito más sobre el funcionamiento del cerebro a través de registros conductuales y técnicas de neuroimagen. – ¿Por qué resulta tan interesante desde el punto de vista de la psicología? La neurociencia nos permite comprender y explicar algunos fenómenos que se producen en el cerebro y que suponen el origen de una determinada (dis)función a nivel cognitivo, que es lo que yo en este caso puedo medir/observar. Con esto no pretendemos decir que cada vez que se produce una dificultad tenga que existir en una disfunción, pero si es cierto que cuando nos encontramos con dificultades muy pronunciadas “conocer de dónde vienen” es crucial para desarrollar programas de enriquecimiento a medida, útiles y eficaces.
Lo bonito del cerebro del niño es el increíble potencial de mejora que posee; se pueden hacer cosas increíbles para mejorar.
El DSM-V incluye la discalculia dentro del epígrafe “Trastornos del neurodesarrollo”, como un trastorno específico de aprendizaje de matemáticas, que puede ser leve, moderado o severo. No es cierto que todos los niños que poseen dificultades con las mates tengan discalculia. Las dificultades en matemáticas pueden aparecer como resultado de otras condiciones, por ejemplo TDAH, pero esto no ocurre siempre. También se puede dar la situación de que un niño tenga grandes dificultades para una parte de las matemáticas como por ejemplo, evocar conceptos numéricos de la memoria a largo plazo y sin embargo ser muy bueno en otros procedimientos. Lo que sí ha sido demostrado científicamente es que la habilidad temprana en el manejo del número predice el rendimiento futuro de los niños en esta disciplina.
El aprendizaje de las matemáticas es como subir una escalera, avanzan peldaño a peldaño, interiorizando el aprendizaje. Si nos saltamos escaleras terminaremos fracasando, porque se trata de un aprendizaje acumulativo. El niño necesita mirar atrás y evocar conocimientos ya aprendidos e incluso automatizar ciertos contenidos y procedimientos.
Los síntomas de este tipo de dificultades a edad temprana se identifican como dificultades para procesar la magnitud numérica, recuperar y aprender conceptos numéricos y rendir en el cálculo. El nivel está por debajo de lo esperable en comparación con los niños de su edad y no se debe a discapacidad intelectual, ni factores sociales ni enfermedad física.
A nivel conductual, podemos identificar a un niño que tiene ciertas dificultades cuando le resulta muy costoso evocar conceptos numéricos, utiliza estrategias muy inmaduras para su edad (por ejemplo utiliza los dedos para sumar cantidades muy pequeñas) o utilizan estrategias equivocadas.
La incógnita. ¿Es una dificultad de dominio general o de dominio específico?
Hablamos de especificidad de dominio en ciencia cognitiva cuando presumimos cierta modularidad de la mente, la existencia de zonas especializadas en el cerebro. Esto explicaría por qué algunos niños tienen tantas dificultades para trabajar con el lenguaje, o en este caso con la numerosidad y no en otras áreas (Jerry Fodor, Noam Chomsky, Steven Pinker fueron grandes defensores de esta orientación).
Habilidades cognitivas de dominio general, como la memoria de trabajo, la atención, la planificación cognitiva o por supuesto la meta-cognición. ¿Afectan a la comprensión y manejo del número? La respuesta es sí. Claro que sí.
La incógnita del dominio aun está por resolver a nivel científico
Butterworth (2005) nos habla de que la dificultad es específica de dominio ya que depende del formato de presentación. Otros investigadores apuntan a que la dificultad consiste en representar/codificar el número como pasaría en el caso de la dislexia con las letras (Noël, 2007), acceder al significado del número.
Desde mi punto de vista no existe una respuesta única, la cuestión es conocer si el niño presenta la dificultad en esa área y saber qué recursos tiene para poder desarrollar estrategias y aprender al mismo nivel que los niños de su edad.
El cerebro cuenta
Se ha demostrado en diferentes estudios, que la matemática al ser una actividad mental, dispone de una especie de centro de operaciones pero incluye además la activación de otras áreas en función del tipo de procedimiento que implique y la experiencia que tengamos.
Dehaene & Cohen (1995) propusieron un modelo, el modelo del triple código, en el que proponían la existencia de tres áreas en el cerebro involucradas en el procesamiento del número.
Según Stanislas Dehaene el cerebro humano debe contener representaciones mentales y procesar, reconocer, comprender y producir los números de forma no simbólica, simbólica (números arábigos), lo que implica formas verbales y no verbales para así poder operar con los números. Esta teoría nos ayuda a comprender la complejidad mental del cálculo y procesamiento del número.
El centro de operaciones o de especialización del pensamiento matemático se encuentra en el surco intraparietal, justamente en el lóbulo parietal. Aquí se desarrolla un sistema pre-verbal de procesamiento del número. Aquí es dónde se desarrolla el concepto de magnitud, subitización que implica reconocer mediante visualización cuántos elementos hay sin necesidad de conteo, nociones con respecto al tiempo, peso, longitud, comparación, magnitud, aproximación… que son clave para entender las matemáticas.
En el lóbulo temporal, a medida que los niños desarrollan el lenguaje los números se convierten en representaciones lingüísticas /cuatro/. Existen dos aspectos fundamentales, el input aditivo /cuatro veces cuatro ¿cuántos son?/ y el ouput hablado /dieciséis/. Cumple un papel fundamental en el acceso a la memoria de conceptos numéricos.
En el lóbulo occipital se encuentran la representación de los números arábigos /2561528/, la representación visual de los mimos. Permiten escribir los números en correcto orden, de forma alinieada, así como leer los símbolos numéricos.
El lóbulo frontal es el centro ejecutor, el que toma las decisiones y organiza la conducta y el foco atencional. Es imprescindible cuando se trata de resolver problemas o llevar a cabo operaciones que implican múltiples acciones.
Cada niño muestra un perfil diferente
La atención especializada en las dificultades de aprendizaje es fundamental. Por lo general, se puede observar que el rendimiento académico es bajo pero las causas pueden ser muy diferentes.
Por ejemplo, podemos tener un niño de 8 años con dificultades para establecer la magnitud y valor del número, además no procesa el tiempo y muestra dificultades para comprender el reloj. Otro niño de su misma edad y bajo rendimiento, puede tener dificultades para traducir por escrito el dictado de los números, o situar el «0», mientras que otro compañero de la misma clase se olvida de tener cuenta las llevadas y no comprende el enunciado del problema o falla en la organización de las secuencias de acción que se tienen que llevar a cabo.
Mi recomendación para todos los papás es que cuando el niño empieza a mostrar dificultades a edad muy temprana se debe consultar a un profesional. La intervención temprana obtiene resultados muy positivos y en la actualidad existen programas diseñados para entretener y aprender.
Gracias por su atención. Para consultas más personalizadas pueden escribir un correo a almalorenna @ gmail . com
diciembre 16, 2016 en 7:12 am
Hola Lorena. Me sorprende encontrar gente tan especializada cerca y no saber de ella. Mi hijo tiene 8 años y las matemáticas nunca se le han dado bien desde el principio. Estamos desesèrados, nosotros tenemos formacion universitaria y pensamos que lograríamos enseñarle o ayudarle en casa. En el colegio todo va mal y estamos pensando en cambiarle, estamos desesperados. El niño llora cada vez que tiene que ir a la escuela y se bloquea en cuanto intentamos que haga algo relacionado con matemáticas, incluso sumas y restas. También se confunde mucho con la derecha e izquierda. Empieza a afectarle mucho también en el patio del colegio, creemos que los niños lo dejan de lado. Pensamos que era una cuestión de visión pero al final no era asi. No sé si nos puedes dar algunos consejos. Te lo agradeceríamos mucho. Una amiga nos recomendó tu blog y nos dijo que nos ayudarias. Gracias. Sara