Foto: Psicomotricidad. Hyde (2012)
La psicomotricidad no es tan solo actividad motriz
Quizás debería cambiar el título y llamarle a este pequeño artículo la terapéutica del movimiento, debido a la firme convicción que tengo con respecto a los efectos del trabajo a nivel psicomotor en diferentes trastornos. Sin embargo elegí didáctica en un principio por la intencionalidad de aplicarlo al contexto educativo. Sea como fuere, esta pequeña reflexión la escribo tras un seminario fascinante al que acudí ayer en la universidad.
¿Qué es la psicomotricidad?
La psicomotricidad implica una clara interacción entre las funciones neuromotrices y las funciones psíquicas en el ser humano. El movimiento por tanto no se puede reducir a actividad motriz, se podría decir que es una actividad psíquica consciente provocada por determinadas situaciones motrices.
Cualquier cambio a nivel psicológico repercute de algún modo al aspecto corporal y viceversa
Existe una absoluta unidad entre motricidad e inteligencia, entre acción y pensamiento. Como afirmó Piaget (1936), es mediante la actividad corporal como llega el niño al pensamiento, al aprendizaje y también a la creación y resolución de problemas. Wallon (1942) afirmó que el niño se constituye a sí mismo a través del movimiento – el desarrollo va desde el acto al movimiento, de lo concreto a lo abstracto, de la acción a la repetición, de lo corporal hacia lo cognitivo.
Un claro ejemplo de la unidad mente-cuerpo es la repercusión que cualquier cambio psicológico tiene en los aspectos corporales y viceversa (por ejemplo la extrema rigidez).
Los indicadores en la Psicomotricidad
Los expertos que trabajan con psicomotricidad evalúan y tienen en cuenta una serie de indicadores como por ejemplo la coordinación (expresión y control de movimientos voluntarios), la función tónica, la postura y el equilibrio, el control emocional, la lateralidad, el esquema corporal, la organización rítmica, la organización espacio-temporal, las praxias, la grafomotricidad y también la relación que existe entre los objetos y la comunicación (gestos, postura etc.)
Los profesionales cuentan con escalas de evaluación neuropsicológica que proporcionan un nivel-grado de desarrollo determinado. E su práctica, la psicomotricidad puede utilizarse como instrumento educativo o bien como instrumento terapéutico encargado de la rehabilitación de las diferentes disfunciones conocidas a nivel psicomotriz.
La psicomotricidad y la simbolización en el niño
El desarrollo psicomotor nos permite alcanzar la simbolización y representación (de imágenes mentales). Esto es importantísimo para el aprendizaje, va a influir de forma muy significativa en la creación de nuestra propia imagen, la comprensión del mundo y también el establecimiento de una forma de comunicación y relación con los demás.
La psicomotricidad implica por tanto una dimensión motriz instrumental, un componente de tipo emocional-afectivo y otro componente de tipo práxico-cognitivo. Esto nos lleva a un tema muy recurrente en la psicología que es la dualidad entre cuerpo-mente (lo simbólico y lo corpóreo)
El sujeto es una unidad psicosomática que se relaciona con el entorno
La intervención psicomotriz
Si consideramos el movimiento no como un síntoma si no en términos formales como un medio mediante el cual nos expresamos, nos relacionamos y nos comunicamos con la realidad que nos rodea, entenderemos también el movimiento como algo que favorece de algún modo la armonía entre la vida emotiva, las competencias mentales y también las motoras.
Según mi experiencia, existen diferentes aplicaciones de las intervenciones psicomotrices. Algunos ejemplos se presentan a continuación:
- Diseños de perfiles psicomotores del niño (mediante procedimientos de evaluación)
- Intervención terapéutica a través del cuerpo. Podemos aplicar las técnicas psicomotrices y de relajación, juego e incluso actividades creativas y expresivas…
Estas técnicas son comúnmente aplicadas a:
- Trastornos precoces relacionados con la relajación corporal
- Retraso psicomotor y de la comunicación
- Síndromes psicomotores: inhibición, inestabilidad, debilidad motriz, trastornos de la percepción del “sí mismo”, esquema corporal, imagen corporal, orden de espacio-tiempo, lateralización, gnosias, praxias y trastornos grafomotores.
- Alteraciones tónico-emocionales
- Trastornos del comportamiento y del aprendizaje
- Trastornos debidos a la prematuridad: largos periodos de hospitalización, restricciones alimentarias, ritmos de sueño-vigilia, procesos de adaptación etc.
- Malestar debido a minusvalías
Estos tratamientos centrados en la psicomotricidad resultan de gran utilidad para el terapeuta tanto en lo referente al diagnóstico, prevención, educación así como en terapia. Se me ocurre en este preciso momento un esbozo inicial de un programa de tratamiento aplicado a niños con estos problemas debidos a la prematuridad (aislamiento, procesos de adaptación o deficiencias nutricionales) que he visto en países que presentan esta problemática social.
Otros interrogantes…
¿Qué tiene que ser la dislexia con la psicomotricidad?
¿Por qué se relaciona el pensamiento matemático con la orientación espacial?
¿Qué tiene que ver la psicomotricidad con el “fenómeno de escritura en el espejo”?
¿Qué cambios ocurren a nivel estructural en el cerebro antes y después de aplicar un programa de intervención psicomotriz?