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Desaprender la indefensión aprendida

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¿Ha generado la crisis un sentimiento de indefensión en los ciudadanos?

La_evolución_del_hombre

Pensemos en la evolución
El aprendizaje tiene un sentido evolutivo adaptativo muy obvio. Antiguamente las preocupaciones eran otras, buscar alimento, cobijo del frío o de la lluvia, procrear y en definitiva sobrevivir en un ambiente hostil. A través del aprendizaje el ser humano adquirió y aumentó aquellas conductas que resultaban más satisfactorias, mientras que las insatisfactorias tendieron a eliminarse. Así nos hemos garantizado la supervivencia.
Sin embargo hoy en día la naturaleza de los problemas ha cambiado completamente, de hecho podríamos hablar de una construcción social y cultural de los problemas y las dificultades que ocupan nuestro pensamiento día tras día. También nuestra motivación y esfuerzo. La letra de la casa, el desarrollo profesional, la fidelidad en la pareja… Todo esto es relativamente nuevo para el ser humano.

¿Qué ocurre cuando el circuito operante de la recompensa está alterado?

El fenómeno de la indefensión aprendida
Fue en los años 60 cuando Bruce Overmier y Martin Seligman investigaron sobre el fenómeno de la indefensión aprendida. Cuando el ser humano es expuesto de una forma masiva a acontecimientos implacables y no controlables, aparece con el tiempo un síndrome caracterizado por la dificultad de aprender o iniciar conductas nuevas. Se bloquean.
Desde el punto de vista psicológico no es lo mismo una reacción de estrés por acontecimientos aversivos que la percepción de “incontrolabilidad” – no hay nada que hacer. Y esto podríamos aplicarlo a diferentes temas sociales, desde conflictos debido a guerras o crisis económicas fulminantes.
Se pudo demostrar que cuando alguien es expuesto a acontecimientos aversivos y que no puede controlar la situación o escapar, aparece la conocida indefensión. Se llevó a cabo una investigación con ratas y se corroboró lo siguiente:

mouse-maze1– Parecían paralizadas, es decir no intentaban escapar a los eventos aversivos.
– Aguantaban pasivamente el malestar y el sufrimiento (shocks eléctricos)
– No iniciaban conductas nuevas para revertir la situación
– Después de un tiempo, se le ofrecía la oportunidad de escape o evitación y seguían permaneciendo paralizadas

– Se observó poco o ningún interés sexual en época de celo.

 – Poco interés por alimentarse, lo que generaba desnutrición

– Conducta completamente aletargada: falta de reactividad emocional, pasividad, embotamiento etc.

Podemos observar cómo la conducta se asemeja mucho a un cuadro depresivo ¿Podríamos decir que la indefensión-desesperanza es un caldo de cultivo óptimo para el desarrollo de la depresión? Yo creo que SI.

Lo que nos diferencia de los animales. La conciencia
A nivel psicológico el ser humano no actúa “porque si”, si no que podemos establecer relaciones entre su sistema cognitivo (cómo ha aprendido a pensar sobre e interpretar las diferentes situaciones), el nivel emocional (cómo se siente) y finalmente el conductual (búsqueda activa de soluciones, pensamiento creativo, consumo de alcohol y etc.)

Los seres humanos podemos generar conciencia – darnos cuenta. Podemos establecer relaciones entre nuestras conductas y resultados obtenidos, así como generar expectativas.
Por ejemplo, un niño ha aprendido a que si hace los deberes y come la merienda su padre le va a llevar al parque tal y como le prometió.
Un adulto trabaja en su tesis llevando a cabo una investigación exhaustiva porque al final considera que podrá hacer una buena presentación y obtener un título o una oportunidad.
Conducta- Recompensa. Estamos motivados a alcanzar algo (independientemente de que sea algo positivo o no).
El proceso de formación de expectativas es crucial en el proceso de aprendizaje. Es una suposición centrada en el futuro, y tienen mucho que ver con las profecías autocumplidas. Las expectativas son cogniciones, de alguna manera nuestra mente atrae a los acontecimientos. Cuando imaginamos, verbalizamos, meditamos sobre algo que deseamos que ocurra, de alguna manera estamos impulsando a que ocurra en la realidad.
Las personas deprimidas o terriblemente frustradas se han olvidado del hábito de soñar. No permitan que se les escape.

En el contexto de los Servicios Sociales. El efecto de la crisis y del desempleo.
El efecto de la indefensión aprendida podría aplicarse a muchos campos diferentes. En este caso voy a centrarme en una de las preocupaciones de nuestro país, la crisis.
Día tras día acuden a servicios sociales personas en situación de desempleo y sin recursos, acuden a pedir ayudas sociales, direcciones de comedores sociales, asistencia para sus hijos o ancianos. También llegan jóvenes que rondan los 30, y que nunca han tenido una experiencia laboral real. Un gran porcentaje se caracteriza por una actitud pasiva ante el problema y con muchísimo sufrimiento.
¿Pudo la crisis generar indefensión en algunos ciudadanos? Yo creo que SI. Día tras día acuden más personas con problemas graves por estrés, ansiedad, depresión y otros trastornos como por ejemplo el abuso de substancias como alcohol, tabaco o cannabis.
El sentimiento de indefensión es uno de los síntomas más habituales – están paralizados. Aparece independientemente de la edad e incluso nivel formativo (desde el padre de 50 años que no tiene para pagar la hipoteca al joven de 30 años licenciado que nunca obtuvo un contrato laboral). Afecta especialmente a personas con niveles socio-económicos más bajos.

En la siguiente imagen muestro una cuadro-resumen de la situación más habitual.

indefension«Da igual que sea bueno o malo, da igual que esté formado o no, da igual que sea emprendedor o no…»

Habitualmente focalizan su atención en aspectos negativos y que corroboran su estado actual (su manera de ver las cosas). El ser humano tiende a filtrar información coherente a sus estados mentales. Por ello no pueden salir de la situación actual por ellos mismos.

Esta situación baja su estado de ánimo, su autoestima y sus sentimientos de autoeficacia – No se sienten personas útiles. Todo ello genera un bucle que los encierra en situaciones de auténtica desesperanza e inutilidad.

Debido a estas apreciaciones, los psicólogos diseñamos programas de intervención individualizados y adaptados a cada situación personal y familiar. Estos programas tienen un abordaje tanto a nivel cognitivo, como conductual, emocional y del círculo social más próximo.

Debido a mi experiencia profesional, puedo decir que este tipo de intervenciones funciona de forma muy positiva, y que muchas de las personas que hace unos meses estaban en esta situación actualmente han comenzado a remontar sus vidas y ver los desafios como nuevos retos y oportunidades. Otro día escribiré sobre algunas estrategias para desaprender la «indefensión aprendida».

Mientras tanto tengan claro que cualquier esfuerzo que inviertan en el día de hoy, traerá algún tipo de consecuencia el día de mañana. Merece la pena intentarlo.

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Autor: Lorena Álvarez

Psicóloga, activista, trotamundos y una apasionada por la ciencia y las letras.

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