– Mi hijo no vale para los estudios, no le interesa, no memoriza la lección. A veces lo siento para que estudie y lo que hace el hermano en media hora él necesita dos días. Creo que no le gusta estudiar, nunca le ha gustado. Es un suplicio cada vez que llega del colegio y es hora de hacer los deberes. Madre de Juan (10 años).
– Nunca he conseguido nada en el colegio. Yo quería estudiar pero me distraía fácilmente o no encontraba el tiempo suficiente para preparar los exámenes. Siempre dejaba todo para el final, mis profesores me reprochaban lo desorganizado que era, mis compañeros se reían porque no conseguía aprobar los exámenes. Acabé faltando a clase y no terminé el instituto. José (18 años). Estudiante de la ESO.
– Mis padres se separaron y tuve que ir a vivir con mis abuelos. Me cambiaron de colegio dos veces. Acabé dejando el instituto. María (16 años).
No es que no les interese estudiar, si no que probablemente su cerebro aprende de forma diferente al de los demás. El caso de Juan, José y María son muy diferentes entre sí, con un factor en común “todos ellos tienen un bajo rendimiento escolar”. Tienen dificultades de aprendizaje.
¿Qué son las dificultades de aprendizaje?
Es complicado dar una definición precisa sobre las DA, porque existe un solapamiento evidente entre los diferentes trastornos que afectan al aprendizaje, hacen referencia a una heterogeneidad de la población escolar muy amplia y además existen factores ambientales como la privación educativa o social que inciden notablemente en su desarrollo.
En el ámbito escolar, podríamos resumirlas en las siguientes.
- Problemas escolares (PE)
- Bajo rendimiento escolar (BRE)
- Dificultades específicas de aprendizaje (DEA)
- Trastorno por déficit de atención y/o comportamiento perturbador (TDAH)
- Discapacidad intelectual límite (DIL)
¿A qué se deben? ¿Son genéticas?
Aunque los profesionales utilicemos la palabra DA para denominar toda esta serie de trastornos cabe tener en cuenta que difieren mucho entre sí. Es decir, su explicación es distinta, su abordaje y diseño de tratamiento también es diferente y su pronóstico es incierto (dependerá de las características individuales del niño y de cómo se hayan abordado estas dificultades).
En las DA pueden existir desordenes en los procesos cognitivos (percepción, memoria, atención…) ciertos impedimentos neurológicos (esto es una disfunción cerebral mínima) o bien inteligencia límite.
Siendo más concisos, se ha podido demostrar que en el caso del TDAH, DEA, DIL existe cierta disfunción neurológica que afecta a las funciones psicológicas básicas para el aprendizaje, como puede ser la atención, metacognición, memoria de trabajo o bien las estrategias de aprendizaje. Sin embargo los PE y BRE pueden ser fruto de factores extrínsecos al alumno, como por ejemplo factores educativos y socio-educativos, pautas educativas familiares o déficit motivacional.
Cabe tener en cuenta que las dificultades de aprendizaje pueden concurrir con la presencia de otros trastornos como por ejemplo deficiencia sensorial, discapacidad intelectual y trastornos emocionales graves.
En muchas ocasiones la deprivación social y cultural en los niños puede generar estos trastornos.
Gravedad, afectación y cronicidad
Cuando hablamos de gravedad nos referimos a la importancia del problema, ausencia de remisión espontánea y la necesidad de intervención externa especializada.
Hablamos de afectación en función de las áreas personales afectadas (procesos, funciones, conductas etc). Como afecta a la vida diría del niño.
Cronicidad hace referencia a la posibilidad de recuperación espontánea o la necesidad de intervención especializada a lo largo de tiempo (psicopedagógica, psicoterapéutica, médica, educativa y social).
En función de estos tres parámetros diseñaremos programas de intervención específicos y adaptados a cada caso.
¿Qué ocurre con el CI?
Los niños con dificultades de aprendizaje obtienen en los test de CI puntuaciones promedio, aunque puede haber excepciones. En el caso de la discapacidad intelectual límite es predecible la obtención de puntuaciones en el límite inferior. Casi todos los niños con DA obtienen mejor puntuación en los test de ejecución no verbal.
Los niños con DA tienen un rendimiento escolar por debajo de su capacidad (fruto de la diferencia entre rendimiento esperado y rendimiento actual). Es un indicador de que el niño necesita apoyo. En Psicología, no es lo mismo tener bajo rendimiento que rendir por debajo de la capacidad.
¿Cómo se tratan las DA? Psicología, Educación y Neurociencias.
- La intervención dependerá del caso individual. Se requiere un abordaje desde la psicología, psicopedagogía y neurociencias.
- No todos los niños con DA precisan tratamiento farmacológico.
- Un factor determinante es el momento en el desarrollo del ciclo vital dónde se encuentre la persona. El foco de la intervención psicopedagógico puede variar, así en la primera etapa se centrará en la familia, en edad escolar se centrará más en el contexto educativo (la escuela) y en edad adulta en el contexto socio-comunitario.
- Identificar el tipo de trastorno nos ayudará a comprender las limitaciones, posibilidades así como mejorar la comunicación entre profesionales. No así el etiquetado de los niños con problemas. Por favor tengan en cuenta que los niños con DA pueden ser brillantes, siempre y cuando se les estimule de la manera adecuada.
Las necesidades especiales pueden resultar complejas a la hora de abordarlas, presentan muchos interrogantes desde la perspectiva individual, familiar y también social. Exige por tanto la intervención desde diferentes ángulos, implementando técnicas y estrategias muy diversas, seleccionando las más pertinentes en función de cada caso, el momento de desarrollo en el que se encuentre (periodos sensibles) y siempre planteando de forma realista las intervenciones.
Para lograr todo esto, necesitamos que se lleven a cabo investigaciones en ambientes controlados y que los profesionales diseñemos intervenciones basadas en tratamientos apoyados empíricamente y que hayan demostrado resultar efectivos y eficientes.
Es muy recomendable que una vez que hayamos detectado ciertas dificultades del aprendizaje en el niño, busquemos ayuda para poder subsanar cuanto antes estos problemas. La plasticidad del cerebro del niño nos da un margen muy interesante a los profesionales de la psicología y psicopedagogía para implementar programas de mejora. La colaboración de la familia y del centro educativo es un factor imprescindible que predice en gran medida el éxito de estas intervenciones.