Existe un tema recurrente en el escritorio de todo terapeuta. Un tema que perdura y persiste con el paso de los años, es indiferente a la edad o el sexo, incluso a la cultura, el idioma o la latitud geográfica.
Implica toda esa cadena de males menores o mayores, consecuencias catastróficas, desencadenantes de actos irracionales alérgicos a la razón y supervivientes a cualquier realidad. Pero el amor, también es causante del mayor estallido de placer, plenitud y alegría de la cual es conocedor el ser humano. Una droga de diseño. Lo cierto es que nunca somos tan vulnerables como cuando amamos.
El sentido común nos dice que cuando una relación amorosa se termina, hemos de pasar página de la forma más rápida e inocua posible. Lo mismo ocurre cuando colocan una banda de cera caliente sobre la piel, ha de retirarse de un tirón, rápido y limpio a merced de la causa – “Para presumir, hay que sufrir”. Puro instinto de supervivencia. Pero, ¿Qué ocurre cuando nos quedamos anclados en una relación pasada? ¿Para volver a ser feliz, hay que sufrir? ¿Dónde se ha escondido la felicidad? Es un juego injusto, semeja una condena eterna a sentirse perdedor.
Existe un periodo de luto el cual es respetado por nuestros amigos más cercanos y familiares. Un periodo en el que psicológicamente creamos un bunker emotivo-sentimental, con un margen de espacio y tiempo claramente indefinido (aunque finito). En ese espacio, tu eres la abeja reina resentida. Durante esa etapa, somos seres pasivos, nuestros sufridores mejores amigos nos proveerán de clínex, comedias románticas o películas de terror, un catálogo de opciones consideradas socialmente como gente guapa o deseada, noches de juerga, mensajes emotivos y otras muchas medidas, a las que yo llamo “medidas resorte”. Ayudan a impulsarte hacia delante, pero no te devolverán tu posición merecida en la parte frontal de tu propia historia. La que por cierto, te mereces. ¿Qué ocurre cuando la persona continúa atrapada? ¿Acaso está enferma? ¿Obsesionada? ¿Paranoide?, o peor… ¿Acaso es tonta?
Las personas que continúan atrapadas después de una intensa relación amorosa, en la cual se han entregado y han amado de forma sincera posiblemente tengan una sensibilidad especial a la droga que han consumido a besos durante tanto tiempo. Están enganchados a un ideal romántico de amor, puramente pasional y carnal al que no consiguen hacer frente. La borrachera de néctar y mimos proteccionistas irá cesando y dará lugar a una especie de resaca con tiempo para meditar sobre lo ocurrido. Levemente nos daremos cuenta de que no es una batalla con nadie, sino para con nosotros mismos. Llegó el tiempo de lamerse las heridas.
Esta tipología de personas -los atrapados en el pasado, por regla general se caracterizan por un gran perfeccionismo en todos los ámbitos de sus vidas e ingenuamente lo aplican de forma metódica al sentido amoroso, llevándolos a un círculo vicioso que semeja no terminar jamás. De encontrarse con Cupido, se lo cargarían sin miramientos, así mirándole a los ojos. Son personas duras en casi todos los ámbitos de sus vidas y se sienten frustradas porque no pueden manejar esa situación. Se sientan a solas y se permiten el lujo de sentirse avergonzados porque sus esfuerzos no han logrado el fin perseguido. – Más hormigón para el bunker.
Volverán, siempre vuelven a por una dosis. El craving es horrible. Es como una droga inyectada en vena, que circula por todo el cuerpo mezclada con miles de excipientes rabiosos. Siempre regresa como un bumerán a golpearte en el corazón. […]
En alguna parte continuaré este texto, a sabiendas de que pese a todas las leyes de la naturaleza, lógica o tratados de la psicología que pueda leer o escribir; existen más de 1001 formas de amarse. Esta probabilidad implica que dos seres vivos nunca harán el amor de la misma forma que otros dos.
Salvaje, improbable, errático y apasionante no hay dos drogas emocionales de tal calibre exactamente iguales.
Necesito quitarme los zapatos para seguir meditando sobre esto… Largo y tendido.
febrero 18, 2014 en 4:26 pm
Brillante Lorena. Enhorabuena por el post