Todos hemos escuchado hablar del nazismo, del fascismo, el clasismo… el machismo, el racismo “la apartheid”… esos fenómenos sociales que han marcado la historia de la humanidad, en el sentido más peyorativo de la expresión. Cuando trato este tema en tertulias improvisadas, un tanto por ciento considerable de “personas de bien” asumen de manera inmediata la incomprensión de tales actos violentos e inhumanos; Me consta que muchas de estas expresiones son fruto de la rumiación intelectual y el contacto físico de la saliva y la celulosa, dedos por los que pasaron multitud de páginas de un sin fin de libros, huella irrefutable del conocimiento. Sin embargo, me consta también que muchos otros lo han adquirido mediante aprendizaje social, y es porque “ser nazi” no está de moda en 2013. Por ejemplo, la palabra “nazismo” provoca un rechazo inmediato y generalizado -. ¡Estaban todos locos!
Para un analista de conducta, la expresión “están todos locos” puede resultar graciosa a corto plazo, pero no resulta convincente. En muchos de mis textos, hago referencia explícita a diferentes autores, tanto clásicos como contemporáneos que alguna vez leí detenidamente. -. No todo es oro lo que reluce. Muchas de las grandes teorías, esos neurólogos, matemáticos, doctores, profesores, filósofos que no podían dejar de mirarse el ombligo… muchos han sido los promotores de ideologías destructivas para la raza humana. Fruto de estas divagaciones aisladas, experimentos caseros o teorías impuestas por alguien de renombre surgieron auténticos desastres a nivel social y cultural. A nivel antropológico, la cultura y su difusión también ha tenido mucho que ver, la importancia de la simbología y esa especie de “lotite” que perdura de generación en generación; esa cohesión fruto de una bienestar intrínseco al mero hecho de pertenecer a un grupo, étnia, sociedad…que nos mantiene ordenados, clasificados y categorizados en el mundo.
Me interesa hoy la “génesis” de éstas ideas, no desde una manera crítica, ni siquiera política ni ideológica. “Hablamos en términos de conducta”
La culpa la tienen los guisantes
Si, los guisantes. Pero no los de cualquiera si no los guisantes de Mendel, aquellos con los que jugaba en su laboratorio, y sobre los que Darwin basó su Teoría de la Evolución y la selección natural. No contemplo ningún prejuicio ni crítica personal ni hacia Lamarck ni Darwin, de hecho me parece apasionante su obra, pero se le fue de las manos.
El darwinismo social es una teoría social que aplica la teoría de la evolución a las instituciones sociales. “La supervivencia del más apto concebido como un mecanismo de evolución social” es decir, la selección natural se basa en una competición entre “razas, nacionalidades, clases…” por recursos naturales o posiciones sociales. Entonces ¿Qué ocurrió? -. Algunos pensadores e investigadores pertenecesientes a una buena clase social, ya habían conseguido el éxito en sus teorías y decidieron dar el siguiente paso, quisieron tener “la verdad absoluta”. Y es que la mezcla entre la investigación científica, la política, sociedad y el dinero es un caldo de cultivo óptimo para la maldad y la corrupción.
Darwin, en algún momento decidió sacar un “metro” de su caja de herramientas y comenzó a medir los cráneos, lo llamaron “Craneométría”. En Charles Darwin, 1987 Parte I (pag 54-55) se puede leer… La creencia de que existe en el hombre alguna estrecha relación entre el tamaño del cerebro y el desarrollo de las facultades intelectuales se apoya en la comparación de los cráneos de las razas salvajes y las razas civilizadas, de los pueblos antiguos y modernos, y por la analogía de toda la serie de vertebrados. Todo comenzó como un error gramatical de expresión, les llamaron cráneos civilizados a sus semejantes (egocentrismo humano puro y duro) y cráneos salvajes al resto de la población “negros, gitanos…” También se incluye en esta categoría el cerebro de la mujer, que incluso llegaron a pesarlo en muestras repetidas y llegaron a la conclusión de que como pesaba 150 gramos menos, nuestros juicios no podían tenerse en cuenta por una obvia limitación física.
El primo de Darwin, el famoso Francis Galton decidió promover su teoría y comenzó a estudiar “El valor del good strock” que se traduce como “un buen pedigrí” y el “interbreeding”, entrecruzamiento de raza pura y duradera. Se alió con Spencer, el creador de “The principles of biology” y juntos promovieron el “Movimiento Eugenético”. La Eurogenesia es una «filosofía social». -. Resulta ciertamente grotesco denominarlo con este nombre –defiende la mejora de los rasgos humanos mediante diferentes formas de intervención manipulada y métodos selectivos humanos. También se les fue de las manos, comenzaron con el estudio genético de la fecundación in vitro y la ingenería genética; a los cinco días ya estaban hablando del control de la natalidad, esterilización forzosa, genocidio… y todo esto “En defensa de una sana reproducción y calidad humana”.
El nacionalismo, el neoimperialismo, el fascismo, nazismo, machismo… fueron proyectos socio-políticos que surgieron de aquí. Sus promotores se escudaron en supuestas “leyes científicas” para jugar a ser Dios, para eludir la responsabilidad en la toma de decisiones, para tomar el control. El ansiado poder.
Respecto a la discriminación sexual, la medida y peso del cerebro guiaron a otros estudiosos como Henry Maudsley a pruebas irrefutables que demostraban la inferioridad de la mujer por el mero hecho de menstruar (pérdida de sangre y energía). Afirmaron que “las mujeres que lograban licenciarse en una universidad acababan sufriendo atrofia en la cavidad uterina”.
Darwin, El origen del hombre (1871) – Diferencias sexuales, Podemos leer, A fin de que la mujer pueda llegar al mismo nivel que el hombre, ella debería, cuando sea casi adulta, ser entrenada con energía y perseverancia, y tener su razón e imaginación entrenada al punto más alto, y entonces ella probablemente transmitiría estas cualidades sobre todo a sus hijas adultas. Todas las mujeres, sin embargo, no podrían crecer de esta manera, a menos que durante muchas generaciones aquellas que destacaran en las virtudes más vigorosas se casaran, y produjeran descendencia en un mayor número que las demás mujeres».
En contra de lo que podemos pensar Darwin no era racista ni clasista, o eso dice su biografía. Años más tarde cuando un científico puso en tela de juicio la cranometría en relación con la inteligencia y se desataron diferentes debates políticos, sociales, económicos… Darwin replicó, -. Yo nunca dije lo contrario, Yo soy simplemente un biólogo.
No puedo evitar imaginarme a Charles (Darwin) y Francis (Galton), quizás también a Spencer en el salón de su casa, reunidos en plan «Petit Comité» …
Se les escaparon de las manos, digo… los guisantes! – aunque estas son simples conjeturas provenientes de un cerebro salvaje-femenino
octubre 11, 2013 en 6:55 pm
Escribes genial ,es un placer.leerte…
octubre 11, 2013 en 11:09 pm
Muchísimas gracias Rosa, creo que se nota que me apasiona, y si alguien disfruta con ello, es toda una recompensa. [merece la pena] Un abrazo